Empezar a escucharla. Visualizar cada verso extrayéndolo de mis propios recuerdos. Porque ha sido jueves y he salido sin hora, he tenido la sensación de que me inunde el bienestar (la dopamina) caminando por sus calles, y fui yo la que conquistó con mi acento en la maleta. Y, sobre todo es verdad, que no hay nada más bonito que vivir en Santiago.
Tener que pararla a la mitad, porque esos buenos momentos se me acumulan en la garganta, y unas ganas tremendas de coger un tren y volver a inundarme de su humedad cálida me ganan. Y, coño, creo que lo voy a hacer, que la voz de Fredi me ha convencido. Me voy a Santiago.
https://www.youtube.com/watch?v=Vq5562OGfxw
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